Hay decenas de
millones de jóvenes desanimados porque no están logrando alcanzar todo su
potencial, sin embargo, hay soluciones para que las empresas aprovechen mejor
el talento. Esta es una de ellas.
El pasado 15 de julio se celebró el Día
Mundial de las Habilidades de la Juventud de la Organización
de las Naciones Unidas. No, no se trata de la final de la Copa del
Mundo o de la noche de Grito de Independencia, pero igual
es digno de conmemoración porque hace referencia a un problema creciente y
global: la necesidad de equipar a millones de jóvenes con las habilidades
necesarias para competir en el mundo del trabajo y de encaminarlos a entrar de
forma efectiva al mercado laboralpara aumentar sus probabilidades
de desarrollar una carrera profesional satisfactoria y de cambiar su
trayectoria de vida.
Hoy, más de 73 millones de jóvenes en
todo el mundo están desempleados. según la Organización Internacional del
Trabajo. Es posible que existan tres veces esta cantidad de jóvenes
subempleados. El problema existe en todas partes. Mundialmente, la tasa de
desempleo juvenil se encuentra en 13 por ciento. En México, la población de
jóvenes, personas entre 12 y 29 años, es de 39 millones. La tasa de desempleo
juvenil es cercana al 10 por ciento (contra el 4 por ciento que se presenta en
la población en general), de acuerdo al INEGI.
Los números son, sin duda,
importantes, pero cada historia importa mucho más. Hay decenas de millones de jóvenes desanimados porque no están logrando
alcanzar todo su potencial y que constituyen exactamente el mismo número de
tragedias. Jóvenes sin trabajo es un problema social con una urgencia evidente.
Lo irónico es que más del 40 por ciento de los empleadores se quejan de que no
pueden encontrar al talento correcto, gente con ciertas habilidades que, aun
sin experiencia, puedan cubrir con éxito puestos de entrada.
Existen maneras para solucionar este
desajuste: una de ellas, es capacitar a los jóvenes para que sean exitosos
en empleos de entrada, con un futuro prometedor desde el
primer día. ¿Qué se necesita para cerrar la brecha?
EXPRESS7 principios científicos para ser feliz con lo que hacesEl machismo en las mujeres, un reto para la equidad
1.- Involucrar a los empleadores desde el comienzo: Ellos saben
lo que necesitan. La definición de las habilidades por desarrollar tiene que
ser trabajo conjunto entre empleadores y academia.
2.- Integrar capacitación en habilidades técnicas y “blandas”. El éxito en el
trabajo requiere tanto de competencias técnicas como de habilidades “blandas”,
tales como comportamientos (como la puntualidad) y mentalidades (como la
persistencia).
3.- Persistencia para las
habilidades. La práctica intensiva y repetitiva de
las habilidades centrales al trabajo a través de juego de roles, simulaciones y
discusiones en clase, es crucial.
4.- Proporcionar apoyo a lo largo de
todo el camino. Hace falta apoyar al joven en su proceso de desarrollo, a
través de monitoreo, retroalimentación y mentoría.
5.- Entrevistar para
las habilidades, no los currículums. Buscar las habilidades en vez de solamente
revisar la historia de cada joven.
6.- Recolectar y aplicar la
información: Medir, medir, y medir para poder identificar
lo que funciona, y lo que puede mejorarse.
En el 2014, McKinsey Social
Initiative, la iniciativa sin fines de lucro, creó el programa Generation para tratar de resolver la problemática
del desempleo juvenil, a través de una metodología replicable y escalable que
busca insertar en el mercado laboral a un millón de jóvenes en México, España, Estados Unidos, India y Kenia en
los próximos 5 años, al tiempo que crea un conjunto de prácticas abiertas,
replicables y económicamente sustentables que puedan ser aplicadas en economías
muy diversas.
La metodología de McKinsey Social Initiative
trabaja de la mano con empleadores para crear programas de formación de corta
duración enfocados en puestos específicos proporcionándoles a estos jóvenes las
habilidades y herramientas para cambiar sus trayectorias de vida. A la fecha se
han graduado a 3 mil 700 jóvenes y esperamos llegar a 10,000 al final de 2016.
Los primeros resultados son alentadores: 90 por ciento de inserción laboral y
una excelente evaluación al talento por parte de los empleadores.
El desempleo juvenil es un problema a largo plazo,
y reconocemos que incluso los mejores programas de educación-a-empleo solamente
pueden alcanzar atacar una parte de la problemática. También son cruciales políticas
fiscales, regulatorias, de inversión y otras. Por eso, programas como
Generation pueden—de hecho, deben—ser parte de la solución, trabajando de la
mano con los múltiples participantes del sistema para lograr grandes
cambios.
Alberto Chaia es socio de McKinsey Social
Initiative México y Líder de la Práctica de la educación en México,
y María Novales-Flamarique, Directora de McKinsey Social Initiative
México.
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