¿Ecología
biológica o ecología moderna?
Implicaciones de un nuevo paradigma
Victor
Manuel Toledo*
Para
JSK
Vivímos una época de cambios vertiginosos, de
transformaciones sin precedentes en la vida social. En el campo del
conocimiento gana consenso la impresión de que tiene luaar una mutación en los
principales sistemas de pensamiento y que, para utilizar la expresión del
filósofo español J. M. Naredo (1), se vive una revolución conceptual
desencadenada por un nuevo oeocentrismo y una nueva conciencia de la
globalidad. La ecología, entendida como la disciplina encargada del estudio de
la naturaleza, no obstante su relativa juventud como cuerpo de conocimientos
científicos, no ha permanecido ajena a estas transformaciones.
En efecto, desde
su surgimiento y durante varias décadas, la ecología se vio confinada a la
biología de la cual formó parte como una rama o subdisciplina. Hoy, la urgente
necesidad de resolver una crisis ambiental escala planetaria, ha impulsado a
numerosos científicos de muy diferentes disciplinas al análisis de todo un
conjunto de problemáticas ecológicas. A ello han contribuido las
* Centro de Ecología UNAM innovaciones tecnológicas que en
las últimas décadas han permitido conocer con sumo detalle el espacio del
planeta, y el surgimiento al interior de cada una de las ciencias sociales de
corrientes académicas interesadas en el universo natural. Ello provocó tanto la
espacialización o topologización del estudio de la naturaleza, como su
humanización o socialización. En el primer caso, del estudio puntual y
focalizado de los sistemas naturales, se pasó al de una escala regional y
finalmente al de la dimensión planetaria. En el segundo, ganó consenso el
principio de que la naturaleza no puede ser estudiada separada de la sociedad y
de los seres humanos. (2) Este fenómeno ha surgido al parejo que gana terreno
la tesis de que no es posible la resolución de los problemas ambientales sin
una perspectiva integradora u holística que trascienda (sin abolirlos) los
distintos campos de las especialidades. Al fin y al cabo los problemas a
resolver por los investigadores no se presentan en la realidad ya clasificados
por disciplinas. De esta forma, la ecoloaía se ha vuelto un dominio científico
abocado al estudio metabiológico de los sistemas naturales y ha dado lugar a un
nuevo
El Jarocho Verde 1 |
paradigma con numerosas
implicaciones. Esta metamorfosis epistemológica, por la cual la
ecología ha dejado de ser una rama de las ciencias biológicas para
convertirse en una estrategia de investigación dirigida a la resolución
interdisciplinaria de las problemáticas ambientales, tiene su principal
fundamento en la aparición de nuevas visualizaciones de la naturaleza, todas
ellas diferentes a la que nos acostumbró la biología.
En su relación con la sociedad, lo que denominamos (y entendemos por)
natura/e=a, es hoy conceptualizada al menos desde cuatro perspectivas:
como espacio, como habilat, como recurso y como espejo. El estudio del espacio
físico-biológico y social realizado en las últimas décadas y a diferentes
escalas por la ecogeografia y la ecología del paisaje comienza a cristalizar en
una ciencia ecológica de escala planetaria (global ecology) a la que L.
Margulis y J. E. Lovelock sugieren denominar geognosia (3) y la cual se basa en
una propuesta teórica: la llamada hipótesis Gaia. En esta visualización los
sistemas naturales y los sistemas sociales no son sino partes o fracciones de
un sistema ecológico mayor (el espacio planetario). Lo que los biólogos
entendimos, definimos y difundimos por muchos años como ecología,
constituye la segunda concepción de
El Jarocho Verde II
la naturaleza. Se trata de un universo natural
abstraido, separado y aislado de la sociedad y sus procesos, que opera como
habitat para los organismos vivos y su soporte ambiental, y a partir del cual
se ha erigido una primera teoría ecológica de corte exclusivamente
biologista. En este caso la noción de ecosistema aparece siempre como una
entidad exclusivamente natural sin conexión alguna con los procesos sociales.
La naturaleza concebida como fuente primera y última
de todo proceso material humano constituye la tercera conceptualización. En este caso
se trata de la articulación de los procesos productivos reconocidos y
estudiados por la ecología biológica. Hoy por hoy, esta conceptualización ha
dado lugar a una nueva y vigorosa corriente académica, la economía ecológica, que dispone ya de una
sociedad internacional, la cual edita una revista de circulación mundial (se
han publicado ocho volúmenes) y la cual prepara su tercer evento internacional
(Costa Rica, otoño de 1994).
Por último la naturaleza como fuente
de inspiración de conocimientos,
ideas, creaciones, recuerdos, ensoñaciones y conflictos, está siendo abordada por un número creciente
de investigadores: etnólogos, antropólogos, arqueólogos, historiadores, politólogos,
epistemólogos. La naturaleza como espejo de lo humano ha gestado ya nuevas
corrientes académicas que lo mismo estudian la apropiación cognitiva o
mitológica de la naturaleza entre diferentes culturas (etnoecología), que
trazan la secuencia histórica de las sociedades en relación con los sistemas
naturales (historia ambiental), o los mecanismos por los cuales entran en
conflicto sectores sociales en torno a problemas ecológicos (ecología
política). El término ecología política, no sólo se multiplica en títulos,
textos y conferencias, sino que en el corto lapso de cuatro años ha dado lugar
a una red internacional de publicaciones sobre el tema, con revistas
paralelamente editadas en USA, España, Italia, India y Grecia
En conclusión, la
preocupación por la naturaleza, es decir, la investigación ecológica, ha dejado
de ser un coto académico exclusivo de la biología y hoy está siendo realizada
por toda una gama de investigadores de diferentes disciplinas. El
reconocimiento de este nuevo paradigma se vuelve esencial pues es éste el
criterio determinante para edificar nuevos centros de investigación ecológica o
para reconfigurar y reconvertir los ya existentes. Lo mismo puede decirse en
cuanto a las políticas de investigación ecológica y de enseñanza (planes y
programas de estudio). Ello deja atrás la idea prevaleciente de visualizar la
investigación, divulgación y enseñanza de la ecología desde solamente una
perspectiva biológica. En suma, la discusión epistemológica y social de todo Io
que implica este nuevo paradigma, parece ser un criterio determinante y fundamental
para la creación de una política científica de la ecología de corte
verdaderamente moderno. Reconocerlo es hoy, sin duda, un paso obligado.
Negarlo, por el contrario, significa condenarse a quedar detrás o fuera de lo
que al parecer es ya un inminente proceso de modernización del campo de la
ecología a nivel mundial.
Notas
I . Naredo,
J. NI. , 1992. E/ oscurantismo territo— ria/ cle las especialidades
científicas. En: J. González-A]cantud y NI. González de Molina (Eds), La
Tierra: mitos, ritos y realidades.
Edit. Anthropos: 109_144.
2. Estas
mutaciones han -sido parcialmente registradas tanto por D. VVorster (1979,
Nature•s Economy: the roots of ecology, Anchor Books), como por J. P. Deleage
(1991,
Histoire de
I écologie, La Decouverte, Paris). 3. Margulis, L. y J. Lovelock, 1989. Gaia
and geogno.sy. En: M.B. Rambler et al (eds) Global ecology: towards a science Of the
biosphere.
Academic Press.
4. Se trata
de Capitalisme, Nature, Socialisme, Ecología política, Ecologie Politique,
Capitalismo, Naturaleza y socialismo, Society and Nature.
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