LA SUBJETIVIDAD DE LAS MASAS EN LA SOCIEDAD GLOBALIZADA
SUSANA NEUHAUS (1998)
Hay que entender la subjetividad de las masas dentro de
la esfera de un DISCURSO IIEC,FMÓ.NICO que penetra todos
los diana, desde el lugar político
institucional hasta los vínculos entre l.žper-
sonas y os ambitos del mundo
interior.
—TFÁ4G1iento hegemónico está
determinado en la actualidad por la vigeñCiåQHe filosóficamente por
e pensamiento posmodernista.
No es
casual, entonces, que una determinada concepción del munàq tiña las creencias, los modos de actuar y hasta la
percepción colectiva.
Usaremos
la concepción gramsciana de hegemonía para expresar la dominación político-cultural sobre las
clasesstlbalternas, asumiendo qye los sistemas simbólicos no son sólo nuevos
instrumentos de conocimiento, sino
también de
dominación.
Podemos afirmar con Bordieu y Castoriadis,
que estos sistemas simbólicos no reflejan simplemente la estructura de poder,
sino'lue constitlll/('ll la realidad presentándola
como única realidad, sí misma v natura-
lizada, en
lugar de presentarla como una construcción histórica donde el
tema del poder
es central para su definición.
El discurso político
(refiriéndonos al que emite la cúpula del
poder), y \ 1 el no directamente político (aunque en el sentido expuesto
también lo es), se difunden a través de la comunicación mediótica, instituye el imaginario social alrededor del cual se
busca articularla ráctica social ra ora e
consenso en tanto egilima una forma de ver
el mundo.
Esto permite mantener a la sociedad organizada y transforma a los individuos
en actores sociales de una obra CLIVO argumento
ha escrito Otro, papel que asumen en forma no consciente, porque forma
parte del sentido común en tanto "10 pensado por otros" y aceptado
como verdad.
Este pensamiento irreflexivo iría en contra de los principios sustentados por el liberalismo,
por los cuales el "over-lappcd consensus", como ga-
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rantía necesaria para la justicia en una sociedad
pluralista, se basa en el ejercicio de la razón (Rawls, J., Liberalismo
político, 1993)•
Este concepto, que supone un SUJETO racional autónomo,
garantizaría la
equidad y la libertad. Estas ideas son
tomadas en la teoría neoliberal como supuestos universales, no sujetos a
discusión. Son, por lo tanto, inmanentes y no susceptibles de crítica y cambio
histórico, lo cual los vuelve irracionales.
Con esto se hace vigente el planteamiento
de la Escuela de Frankfurt
acerca del "resto metafísico del
empirismo y el positivismom(Adorno, TJWI y Horkheimer, M.,
Dialéctica del Iluminismo, 1944) que caracteriza
al racionalismo, señalamiento que es fundamental
en la medida en que, en Occidente, la idea de razón es equiparable de algún modo a la de verdad.
Por ello es que resulta Importante aríáližáFQŸDlF,cuRso HEGEMÓNICO,
en tanto, sobre la base de repeticiones y
deslizamientos de sentido (Fernandez,
A.TññWñ17ñia--sðEiàFT995), instaura significaciones imaginarias y forma subjetividades acordes al sostenimiento de las
mismas.
Oponer a es
o un Cóntra Iscurso una reforma éticoolítica basada en una
modificación de la estructura de poder que incluya r"cticas discursivas e
un nuevo esti o, en as que la reflexión forma parte de un plan general para
devolver al "actor" social su papel de sujeto transformador y
constructor de historia.
Por eso preguntamos ¿qué tipo de subjetividad se está formando
en esta sociedad global, desigual e injusta, teóricamente pluralista, formalmente
democrática?
Esta pregunta no concierne solamente a la familia y a
la escuela, sino a todos los ámbitos sociales, privados y públicos.
Analicemos algunos temas alrededor de los cuales se unifica
el imagi-
nario social en estos momentos, y en los cuales se instala un
doble discurso: Io que se dice y Io que ocurre en la práctica.
Estos son: Mito y Poder, Legitimidad de la Violencia, Estado
y Derecho, Participación de las masas, Relación Líder-masa, Estado e Instituciones
Educativas y libertad individual.
Hagamos la
siguiente comparación entre lo sustentado por el DISCURSO HEGEMÓNICO en el
actual bloque histórico neoliberal, y las concepciones autoritarias extremas,
con lafinalidad de observar de qué manera y con qué contenidos a través del
discurso se instituyen valores 1/ "verdades" y se constituyen
subjetividades acordes con modelos encubiertamente autoritarios.
Se
privilegia así la alienación del pensamiento en aras de la consecución
SUSANA
NEUHAUS 95
ilusoria de una verdad compartida, de certezas que eliminarán
toda duda acerca del destino social y
personal. Es la mentalidad del hombre-masa.
LEGITIMIDAD DE LA VIOLENCIA
cuanto a la legitimidad de la violenciavelautoritarismo la
justifica como
'ejercicio ilimitado
de unos pocos elegidos sobre otros inferiores, fines
para detectar autoritarislos
discursos de opinión", 1990, en este mismo libro)'
Nosick, uno de los teóricos más importantes del neoliberalismo, plan-
Anarquía, Estado y utopía, la existencia de un
"Estado mínimo" desprotección del individuo y sus propiedades.
Recordemos que n ro iedad privada está asociada a los deredel hombre, al es contraria a a de los
bienes, las desigualdades son consideradas "natura"inevitables", Io mismo que los derechos humanos.
Io tanto, en este darwinismo social
desembozado, la lucha de todos todos es justificada por un derecho
"natural" a la propiedad, que el Estado protege.
separación
entre individuos "superiores" e "inferiores", que proautoritarismo,
se ve claramente reproducida aquí en los conceptos de "ganadores" y "perdedores" en
términos individualistas, y los fines de la moral y la dignidad ensalzados por
el fascismo son sustituidos por una dignidad comprada con dinero y una ausencia
de ética• corolario, se ignora la lucha de
clases y, en la práctica, pçima la
del más apto.
Se repite también aquello de que "el fin justifica
los mediOS", borramiento esencial de toda ética o escrupulosidad, e
irrespeto a los derechos humanos, en el afán de obtención de dinero y
posiciones sociales a lucro.
En la práctica social, la
protesta por la exclusión que sufren los "perdedores", es
interpretada y difundida como subversión y
reprimida como actua idad se estudia la posibilidad de otorgarle un papel a las
Fuerzas Armadas en el Mercosur, creando un:
. 'sistema de seguridad común', que incluye un mecanismo
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para prevenir 'procesos de desestabilización social, cultural
y/ o política en los estados
parte' y también para prevenir estallidos de violencia por los siguientes
motivos: 'factor campesino', 'indigenismo', 'terrorismo', o
'narcotráfico"'. (Clarín, 28-7-97,
Teniendo en cuenta los últimos acontecimientos en cuanto a la
modalidad de protesta social ejercida en la Argentina de cortar las ru tas para
ejercer presión y obtener trabajo (obsérvese que la protesta no va más allá de
pedir ser incluidos en el mercado laboral), no podemos considerar casual el
deslizamiento de sentido que significa poner en el mismo plano al "factor
campesino", al "narcotráfico" y al "terrorismo", sin
siquiera referirnos al "indigenismo", que quedaría en esta
constelación, por 10 meno_S bajo sospecha de delito.
No queda esto desvinculado de la conce SOStenida res ecto a la violencia
popular, en la que el esquema autoritario niegyla
protesta interna y externaliza los
conflictos culpando a los extranjeros, a los grupos minoritarios y a los
más débiles.
Al mismo tiempo, quedan idealizadas las figuras de
autoridad y rechazadas las figuras débiles con las cuales se identifica
inconscientemente' mientras que en forma consciente se hace un esfuerzo para
diferenciarse de ellas.
No es difícil trasladar este esquema a la situación actual
del neoliberalismo, con ganadores y perdedores en el e.Scenario, en el lugar de
los fuertes y los débiles.
Hay también una acentuación de la xenofobia como
externalizaciÓn del conflicto, un no hacerse cargo de los efectos del ejercicio
de un sistema desigual e injusto (en América Lalina se adjudica actualmente el
problema de la desocupación, enfermedades endémicas' miseria y otras desgracias
a la migración marginal de países vecinos)' en el rebrote del racismo en Europa,
en el desprecio por los más débiles y en la búsqueda
de identificación on un modelo exitoso, junto con la exaltación de las
diferencias.
SUSANA NEUHAUS 97
ESTADO E INSTITUCIONES EDUCATIVAS
La instrumentación, entonces, de la relación entre
Estado e instituciones educativas merece especial atención ya que tiene que ver
directamente con la formación de mentalidades y la constitución de la
subjetividad en este mismo sentido.
En lugar de la aniquilación del Yo lograda en los
modelos abiertamente autoritarios a través de la humillación sadomasoquista, se
logra la destrucción de la subjetividad a través de su vaciamiento, al romper
fronteras entre imaginación y realidad, coincidiendo este elemento con la
propuesta posmodernista en que la meta es el goce en Io banal, la contemplación
del devenir y el debilitamiento de las líneas divisorias entre fantasía y realidad.
(Vattimo, G., El fin de la modernidad, 1987.)
En lugar de altos valores morales del modelo potencial
fascista, su majestad el dinero y el acceso a la propiedad es lo que hacen
libre al individuo. Por ende, no hay lucha por la libertad sino por el acceso
al consumo, y la ilusión de la multiplicidad de opciones es Io que favorece la
idea de ser libre.
Aunque no compartimos la posición teórica de fondo de
G. Lipovetsky, creemos que hace una excelente descripción de la situación
actual, a la que llama "la era del vacío
"Con la profusión lujuriosa de
sus productos, imágenes y servicios, con el hedonismo que induce, con su
ambiente eufórico de tentación y proximidad, la sociedad de consumo explicita sin
ambages la amplitud de la estrategia de seducción", y explica:
"seducir es: abusar por el juego de las apariencias' (Lipovetsky, G., La
era del vacío, p. 19).
Esta estrategia de seducción de la sociedad posmoderna corre
paralela con un proceso de personalización, donde se tienen en cuenta los
deseos de los individuos y aumenta su
libertad combinatoria. Se reduce la rigidez de las organizaciones, cambian por
dispositivos flexibles los modelos uniformes y pesados, se privilegia la
comunicación respecto a la coerción.
Todo esto se presta al juego de las apariencias, donde
se esteriliza silenciosamente el espacio público y del lenguaje, se asceptiza
el vocabulario, se realiza un verdadero "11fting semántico'
Lo que le hace decir más adelante que éste es:
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'el nuevo perfil del individuo
personalizado, narcisista, sediento de inmersión instantánea, de 'hundirse' de
sentir 'más', de volar, de sentir sensaciones inmediatas... en una especie de
trip sensorial y pulsional. Esto dignifica una atomización de lo social...
expansión en abismo de la lógica individualista'
En esta descripción, que es todavía más abundante en su texto,
el autor sostiene que:
'lejos de ser un agente de
mistificación y pasividad, la seducción es destrucción cool de Io social por un
proceso de aisla-
miento que se administra, ya no por
la fuerza bruta o la cuadrícula reglamentaria, sino por el hedonismo, la
información y la responsabilización".
Se realiza el ideal moderno de la autonomía
individual, asentada en el concepto de libertad, convirtiéndola en una libertad
estéril asentada en el goce. El hedonismo nihilista se reproduce con otra faz.
La necesidad imperiosa de la lógica de
producción de mercancías, la permanente innovación para mantener el mercado
activo, requiere de la formación de mentalidades acordes. El individuo, vaciado
de historicidad es un individuo adaptado a las
circunstancias, que toma Io que es, como es, en su devenir, sin proponer
transformaciones (sólo innovaciones, dentro del modelo propuesto). Es una
subjetividad proclive a la consecución de lo inmediato, infantilizada y sumisa,
dispuesta a la idealización.
La idea de "flexibilización
laboral", que se encuentra detrás de las propuestas de la educación
polimodal, reclama una adaptación de la subjetividad al capitalismo salvaje, e
implica la posibilidad de amoldarse al cambio permanente, donde nada es durable
ni demasiado predecible. Se modifica la noción de futuro, no hay utopía porque
no hay ni puede haber proyecto. Todo transcurre en un eterno presen te.
Estas significaciones se transfieren desde el modelo
económico al de
las relaciones personales: amistad, pareja,
solidaridad, quedan afectados.
Las propuestas de "calidad" y "equidad"
dentro del sistema educativo se hacen desde la cúpula sin tener en cuenta las
desigualdades económicas y los problemas en la distribución de la justicia.
Estos son los "impensables", Io innominado
del discurso, que se encargan de resaltar los "desestabilizadores"
sociales, en este momento los pro-
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pios educadores, que se instalan con una carpa frente al
Congreso, como símbolo, por si las palabras no alcanzan, como prueba material y
presencial de la contradicción entre
las palabras optimistas del gobierno y el malestar real existente.
PARTICIPACIÓN DE LAS MASAS
En cuanto a la
participación de las masas, si bien el potencial fascista las propone como
"seguidoras irrestrictas hacia un ideal de superioridad moral, social,
étnica o nacional", el neoliberalismo las homogeniza a través de
la opción fantasiosa del consumismo.
La fantasía de que habrá riqueza para todos
los estratos sociales, difundida y apoyada por los medios
de comunicación de masas, juega un importante papel, no sólo en la difusión de
este mensaje, sino como un medio que, en sí mismo, es portador del mensaje que
reemplaza el pensamiento conceptual por la imagen.
Este reemplazo significa un
paso atrás en la elaboración inteligente, puesto que la palabra es
adquirida con posterioridad en la constitución
psíquica, y la imagen se presta a la indiferenciación más
primitiva en la que los afectos, más que las ideas,
están presentes.
La imagen "es a la vez un recuerdo, un deseo y
una anticipación", (Smith, J., Duelo, arte e historicidad humana, 1991),
en la que el presente, y el pasado y el futuro no están diferenciados.
La imagen es una recreación de una satisfacción
pretérita ahora nuevamente querida y anticipada:
. antes que las palabras, el
mundo sale a la luz en imágenes cargadas afectivamente. Este mundo
pre-diferenciado, un mundo en el cual la diferencia entre el selfy el otro no
está aún establecida, es un mundo en que el aún-no-otro sin embargo aparece"
Si bien la imagen es tan cara a la realización poética y a la plástica, el
reconocimiento de que representa un lenguaje no racional lo hace un instrumento
de doble filo en lo que se refiere a discriminación de mensajes socialmente
válidos.
La
propuesta posmodernista del pensamiento de "Ge-stell" (tecnifi-
100 101
cación) como producto de la tecnologización
progresiva, colabora con este no puede ir más allá de lo propuesto por los
intereses del mercado, regido reemplazo de la realidad por imágenes de la
misma, que son las que ofre- éste por las empresas multinacionales, portadoras
de las ideas de cen los medios. globalización, falsa imagen de un
igualitarismo inexistente a escala Al decir de Vattimo (op. cit.), la realidad
es aligerada porque la línea planetaria, apoyado por el avance de las
comunicaciones v la existencia divisoria entre realidad y ficción se hace
tenue. La relación entre sujeto y del ciberespacio, que potencia esta ficción.
objeto se vuelve
confusa, y la tecnología contribuye a la mediatización de La adhesión
irreflexiva a las nuevas tecnologías seduce por la sensala experiencia. ción de
omnipotencia que puede otorgar el sentirse navegando por un esPongamos como
ejemplo extremo las realidades virtuales y elpacio virtual donde todo es
posible, en el voraz deseo de obtener informaciberespacio. Se banaliza allí
frente al sujeto la posibilidad de reconstruirción.
la realidad circundante, su mundo, para
recrearlo y transformarlo. El ima-Renuncia éste, por tanto, a su papel
analítico y creador de utopías ginario virtual sustituye la utilidad de un
discernimiento entre fantasía y orientadoras de transformación social,
restringiendo su papel a estrechas realidad. Se destruye no sólo
al objeto, sino también la subjetividad. miras reproductoras de lo dado.
En este contexto, nos resulta fructífera la noción de
imaginario social, acuñada por Castoriadis (La institución imaginaria de la
sociedad, 1975), como
MITO Y
PODER 'producción de significaciones
colectivas'
Al distinguir
entre imaginario "instituido" e "instituyente", marca las
La relación entre mito y poder se afinca en el neoliberalismo en la coloca-
bases para una consideración dinámica entre las significaciones que conción del
mito en el presente, en la fe en los efectos beneficiosos de la tecno-solidan
Io establecido y la capacidad instituyente de los posibles organizalogía.
Coincide esto también con la filosofía posmoderna en que a ese va- dores de sentido.
ciamiento de la subjetividad, en el cual
incide en forma importante y deci-Esta es una cuestión inevitablemente ligada
al poder, ya que tiene que siva la tecnificación avasallante, se agregue una
actitud nihilista, un ver con la organización de una sociedad y con la
producción de subjetiviirracionalismo centrado en un presente que transcurre y
deviene sin inter- dad, una subjetividad adecuada a esas organizaciones de
sentido, que se vención del sujeto. Muere así el sujeto histórico. filtran en
todos los niveles de la cotidianeidad, y que aseguran la reproEl pensamiento de
la "fruición" posmodernista, además, que no busca ducción de las
mismas. ningún fundamento y, por lo tanto, no contribuye a la transformación
práctica de la realidad, asesta el golpe de gracia a toda racionalidad crítica.
Se reemplaza simultáneamente una ética de los valores por una ética de los
LIBERTAD INDIVIDUAL bienes, punto de fundamental coincidencia con la economía
neoliberal.
Con respecto a la libertad individual, tanto el
autoritarismo como el neoliberalismo sostienen la tesis de fondo de que no
existe un acceso iguaEL PAPEL DE LOS INTELECTUALES litario a la misma.
El primero, abiertamente afirma tal derecho para los
elegidos por Dios y El papel de los intelectuales, otro
de los tópicos revisados, en el la Naturaleza, mientras que el segundo, en la
teoría de Nosick (op. cit.), reneoliberalismo es el de difusión
del "discurso vacío", o discurso vaciado sultará de un pacto entre
los intereses de los individuos, que deben elegir de significaciones reales,
propagador del mito y contrario a toda argumen- entre los principios que
gobernarán su vida, en estado de ignorancia de sus tación, profundización o
reflexión. Es el discurso de la banalidad. habilidades y posición en la
sociedad, que optan por "maximizar la minima El intelectual del consenso
se limita a reproducir lo dado, la innovación ganancia" (principio
Maximin), que establece un "princlpio de libertades bást-
102
cas" (libertad política, de palabra, de
conciencia, personal, de no ser arrestado, de propiedad), que es igual para
todos, y un segundo "principio de diferencia", que justifica las
desigualdades en favor de los menos afortunados.
Sin embargo, aunque se postula que el derecho a la
libertad es igual para todos, el llamado "valor de la libertad" no lo
es.
Este valor
depende de los medios para hacer efectiva esa libertad, medios fundamentalmente
materiales. Aquí, como señala Orietta Caponi (El neoliberalismo, mimeo, 1993).
el sacrificio de la libertad
para obtener las condiciones necesarias, puede justificar incluso la
servidumbre, desigualdades políticas y cualquier restricción de las libertades
básicas"
Si la libertad en el neoliberalismo es un
derecho natural, como la propiedad privada —diríamos nosotros—, sólo podrán
gozarla una vez más los más fuertes, en la lucha por la supervivencia. Como en
el au toritarismo, no es la determinación humana sino 'fla Naturaleza", la
que decide la posición relativa de los individuos en la sociedad. Vuelve a
desaparecer la voluntad colectiva como sujeto histórico.
Es un
naturalismo, más exactamente, un teologismo. Dios y la Naturaleza, y no el
decurso de la historia construida colectivamente por los hombres en sus mutuas
determinaciones, deciden el destino individual y social.
Si siguiendo a Nosick, el Estado debe preservar a los
vencedores, es un Estado-gendarme similar al anterior Estado liberal, pero no
ya para garantizar el ejercicio de la voluntad general, sino para preservar a
los ganadores, que son los que han logrado acceder a la propiedad y al poder.
Se puede inferir que, en el
orden institucional, el brazo armado estará al servicio de este mismo fin. Por
Io tanto, éste dejará de ser "mínimo" en cuanto a la función
represiva, puesto que los ganadores (los que poseen la
propiedad y, por lo tanto, la libertad) han de ser siempre
menos que los que no la poseen, profundizando así, aún más, la desigualdad.
Esto explica, en parte, también la relación entre
Estado y Derecho, puesto que los marcos jurídicos son, por lo mismo, sólo
formales, ya que en la práctica sirven también a los intereses de unos pocos, y
la legitimidad de la violencia, en tanto se justifique como defensa frente al
ataque (proyección paranoide de la patología autoritaria) de algunos seres
malvados o con "afán de dominio'
103
En este mismo sentido se legitima el
ejercicio de poder más extremo en el autoritarismo genocida.
Pero donde queda ejemplarmente ilustrado, por las
razones antes expuestas, es en el ejercicio de la violencia por algunos
elegidos sobre otros inferiores, en esta preservación de los triunfadores por
parte del Estado, léase, por ejemplo, ejercicio de la violencia policial contra
los manifestantes de Cutral-Có.
RELACIÓN LÍDER-MASA
Es en este mismo sentido, se plantea, en la relación
líder-masa, un emergente de estos principios en que el carácter sacralizado del
líder es sustentado por una imagen mediática, que si no sacralizada, se muestra
inalcanzable e idealizada en sus atributos de poder, que van desde una simpatía
sobrenatural hasta la posibilidad de resultar ganador en todas las gestas, tanto
políticas como sexuales o deportivas, sin tener en cuenta el aspecto ético.
El hombre-masa se define por la adhesión
instantánea, no racional, a consignas:
las multitudes no han conocido
jamás la sed de la verdad. Piden ilusiones, a las cuales no pueden renunciar.
Dan preferencia a Io irreal". (Freud, S., Psicología de las masas...,
1932).
Como sucede en el sueño y en la hipnosis:
"La prueba
de la realidad sucumbe, en la actividad anímica de la masa, frente a la energía de
los deseos cargados de afectividad".
En el individuo integrado a la multitud
quedan abolidas ciertas facultades, sobre todo, racionalidad y responsabilidad.
La creación y el sostenimiento de la
mentalidad del hombre-masa es un recurso autoritario por excelencia, ya que la
intensificación de los afectos y del deseo a través de ilusiones, Io convierte
en un ser no-racional ni libre, en el sentido de que sus aspectos conscientes y
no conscientes se hallan confundidos.
104
Las ideas-fuerza pueden ocupar el lugar del líder. Así se
construyen las ilusiones, mediante la depositación de la realización de un
deseo en alguien o en algo que muestre la capacidad de realizarlo. El poder
asignado es así, enorme.
Finalmente, diría Gramsci:
"la
filosofía, en la forma que le interesa a la masa es como nor-
ma de
conducta. El elemento más importante es el elemento no racional, de fe...
especialmente en el grupo social al cual pertenece en tanto Io piensa
difusamente como él mismo... el haber sido convencido de modo fulgurante es la
razón permanente de la durabilidad de la
convicción..." (Gramsci, A., Quaderni..., p. 1392, "Condiciones para
la adhesión de una masa a una ideología"; la traducción es nuestra).
La uniformización de la masa a través de una supuesta
base de "valores standard compartidos", que plantea Rawls en uno de
sus últimos libros (Liberalismo político, 1998), dentro de la pluralidad,
basado en la racionalidad que logrará limitar el papel del Estado, neutralizará
su poder y, según esta concepción, posibilitará la convivencia política sobre
la base de una concepción moral mínima, capaz ésta de proporcionar un
denominador común para visiones diferentes de lo que es conveniente en la vida
en común.
Larmore (Patterns of Moral Complexity, Cambridge Univ. Press,
1987), sostiene esta postura, diciendo que la tarea del liberalismo es
encontrar esos principios racionales de equidad en el diálogo y de asociación
política, arraigados en la mentalidad de la cultura occidental.
Este concepto lo vemos contradicho en la práctica cotidiana,
a la vista de las dificultades cada vez mayores de índole teórica y práctica
para Ilegar a acuerdos a escala mundial.
Además, tanto la racionalidad humana como la
internalización del concepto de equidad y justicia, se
dan por sentados, y quedan, por lo tanto, excluidos de la discusión.
El concepto de "consenso traslapado" (overlapped
consensus), planteado por Rawls, es el único criterio de razonabilidad moral.
Da por supuesto que el liberalismo garantiza la justicia.
El racionalismo
y el "overlapping consensus", operan así como una ideología
unificadora y uniformadora sobre principios considerados universales y, por Io
tanto, inmutables y no susceptibles de crítica.
105
El DISCURSO HEGEMÓNICO, que es unitario,
logra el consenso rutinario a través del uso de la "jerga" (Adorno,
T. W. , La ideología como lenguaje, 1945), entremezclada con el discurso, en el
que la palabra, desgajada del mismo, se transforma en consigna, invalidando el
razonamiento.
'La jerga actúa aplicando como principio
organizador la desorganización, la desintegración del lenguaje en palabras en
sí'
Desempeña una importante función en la
construcción del consenso, opera en el nivel del sentido común, que contribuye
a sostener el DISCURSO HEGEMÓNICO. Es un "operador del consenso".
"La jerga de la autenticidad — dice Adorno— es la ideología en cuanto lenguaje,
abstracción hecha de todo contenido' .
Señalemos, por último, el uso no sólo de imágenes, sino
del lenguaje del video-clip (flashes,
spots), veloces fragmentos que se diseminan en el nuevo lenguaje de la
posmodernidad que, más que comunicar algo, incomunican a través de un lenguaje
vacío.
BIBLIOGRAFÍA
Adorno, T. W. Y I•lorkheimer, M., Dialéctica del
Iluminismo, 1944.
Adorno, T. W. , La ideología como
lenguaje, 1945.
Castoriadis, C., La institución imaginaria de In
sociedad, 1975, (1" ed. en francés).
Caponi, O., El neoliberalismo,
mimeo, 1993. Fernández, A., Lo imaginario social, 1995.
Freud, S., "Psicología de las masas y análisis del
yo", 1932, en Obras Completas,
Amorrortu, Bs. As., 1974.
Gramsci, A., Quaderni del carcere, Einaudi Editore,
Milano, 1976.
Larmorc, Patterns ofMoral Complexitl/, Cambridge Univ.
Press, 1987.
Lipovetsky, G., La era del vacío, Anagrama, Barcelona,
1992.
Neuhaus, S., "Escala para detectar autoritarismo en los
discursos de opinión", 1990.
Nosick, R., Anarquía, Estado y utopía, Fondo de
Cultura Económica, 1987.
Rawls, J., Liberalismo político, Fondo de Cultura
Económica, 1993.
Smith, J., "Duelo, arte c historicidad
humana", Revista Argentina de Arte 1/ Psicoanálisis, Bs. As., 1991.
Vattimo, G., El fin de la modernidad, Gedisa, Madrid,
1987.
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